...¡Rendida a ti!...
cuando cerca de mí te siento...¡me quema!
la pasión desbordante, que tus ojos desprenden,
dulce llama que mis sentidos enciende,
y me siento embriagada por esa mirada
que desnuda mi cuerpo y calcina mi alma.
...¡Rendida a ti!...
acortas las distancias...puedo sentir
en mi pecho el latir, en tu boca la hoguera
que me incita a arder en esos labios,
a entregarme entera, sin espera...
y a fundirme en tu cuerpo en un desesperado abrazo.
...¡Rendida a ti!...
sin voluntad de luchar en contra de este amor,
que me inunda de pasión los sentidos...
y desborda a esa mujer...
que solo tú sabes hacer resurgir,
de sus miedos escondidos...
Te entrego mi cuerpo en cada aliento
en el cual se entremezclan nuestras bocas,
...¡arrancas de manera loca!...
cada gemido de placer que nace en tu piel.
...¡Rendida a ti!...
arropando mi desnudez, al abrigo de tu cuerpo
me desarmas en cada beso,
descubriendo mi identidad a través de los sentidos
aquellos, que ayer yacían dormidos
y hoy despertaron por tu amor
te entrego el corazón sin condición.
...¡Rendida a ti!...
(Damablanca)
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